Guardar las alfombras en verano. ¿Es necesario?

Cuando llega el buen tiempo y la primavera empieza a indicarnos que viene el calor, a mucha gente se le ocurre la idea de que hay que guardar las alfombras, que son para el invierno y que en verano dan calor.

Bueno, pues esa costumbre hay que matizarla, porque lo más importante es saber de qué está hecha la alfombra:

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Si la alfombra es de lana os invito a hacer la siguiente prueba: pisar la alfombra descalzos un día de calor, en verano. Os sorprenderá comprobar que la alfombra está fresquita, justo lo contrario que en invierno que cuando ponemos el pie en la alfombra del dormitorio al salir de la cama la encontramos agradable y calentita.

Las alfombras de lana son termorreguladoras, dan calor en invierno y son fresquitas en verano. Daos cuenta de que el origen de las alfombras se encuentra en Oriente, donde se inventaron para vestir las tiendas de campaña del desierto, eran el suelo de las Jaímas, y servían para aislar del calor por el día y del frio por la noche.

Lo mismo da que la alfombra sea de lana de oveja, camello (el que tenga la grandísima suerte de tener una), o de llama. Las alfombras de lana no hacen falta guardarlas en verano.

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Otra cosa ocurre cuando son alfombras acrílicas. Este tipo de alfombra tan agradable en invierno, cuando el calor aprieta si dan sensación de más calor todavía, porque las fibras sintéticas y acrílicas no aíslan de calor, sólo del frío. Daos cuenta de que la ropa de verano solían  tener más fibras naturales, (algodón, lino etc.). Aunque cada día aparecen nuevas fibras que permiten hacer ropa fresquita para vestir, en las alfombras se tiene que utilizar fibras con gran resistencia a la abrasión como Polipropileno o Heatseat que no aíslan del calor.

En caso de que queráis guardar las alfombras durante el verano, hacedlo de la siguiente manera:

  • Limpiar la alfombra, de la manera más conveniente, antes de guardarla.
  • Guardar la alfombra siempre enrollada, nunca doblada, es la manera que menos ocupa, y  se evitan arrugas y estiramientos que luego dejan la alfombra marcada.
  • Poner bolas de naftalina, especialmente si la alfombra es de fibra natural, lana, seda, fibras vegetales como el sisal, algodón. En las acrílicas también es conveniente ponerlas por si acaso, porque aunque los insectos no comen fibras artificiales, la base de la alfombra casi siempre está es de yute, que si puede ser atacada por los insectos.
  • Guardar en un lugar seco y limpio. La Humedad es mala compañía  de las alfombras, como de que casi todo lo que se quiere guardar mucho tiempo
  • Se puede envolver la alfombra con una sábana vieja para que no coja polvo
  • En las droguerías venden unas bolsitas con bolitas para la humedad, se llaman bolsas desecantes, y sobre todo si en nuestro trastero puede haber humedad, evitan que esta llegue a nuestra alfombra. Un consejo: es fácil encontrar estas bolsas en los bolsillos de los abrigos nuevos, si las encontráis alguna vez, guardadlas en un cajón, que para estas cosas van muy bien.